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SÍNDROME DE SOBRECARGA DEL CUIDADOR
Una persona es dependiente o se encuentra en situación de dependencia, cuando tiene alguna limitación física, intelectual o psíquica, una carencia o pérdida de autonomía causada por diversos motivos como la edad, una enfermedad o por la propia discapacidad que padecen. Estas personas necesitan asistencia o cuidados por parte de otra persona y ayuda para realizar las actividades de la vida diaria que no pueden realizar de forma autónoma.
En la mayoría de los casos se trata de personas mayores aunque la dependencia puede ocurrir a cualquier edad debido a una lesión, enfermedad crónica o discapacidad, y en todos los casos, precisan de una atención especial para sobrellevar sus enfermedades y llevar a cabo las actividades de cada día. En estos casos, la figura del cuidador resulta fundamental para aportarles la ayuda que necesitan, ayudar a mejorar su calidad de vida y fomentar su independencia y autonomía, en la medida de lo posible.
El cuidador se describe como cuidador informal o no profesional cuando se trata de un familiar o alguien del entorno cercano del enfermo, que asume la responsabilidad de la atención, apoyo y cuidados diarios de la persona dependiente y es quien le acompaña la mayor parte del tiempo. A menudo no tiene formación y habitualmente no ve remunerada su tarea, a diferencia del cuidador formal o profesional, que son personas formadas en ese ámbito y se dedican profesionalmente al cuidado de personas dependientes y que sí ven remunerada su labor.
En cualquier caso, la información, preparación y planificación de los cuidadores resulta crucial, para desarrollar una ayuda efectiva y adecuada a las necesidades de la persona dependiente. Ya sea brindando atención médica, compañía o asistencia en las actividades diarias, la labor del cuidador es esencial para mantener el bienestar y calidad de vida de la persona dependiente. No obstante, esta responsabilidad conlleva una carga emocional y física considerable que no siempre se visibiliza.
Aunque cada vez hay más hombres que asumen este rol, el prototipo de persona cuidadora no profesional es el de una mujer de mediana edad, familiar directo de la persona afectada (pareja, madre, hija…), con grado de escolaridad medio, que no recibe ayudas externas y sobre quien recae casi en exclusiva la responsabilidad de supervisar la salud y hacerse cargo de la persona dependiente. Se trata de un perfil prototipo pero no excluye otros muchos perfiles.
Ser cuidador de personas mayores o enfermas discapacitadas no es un trabajo fácil, se considera una tarea muy vocacional que requiere, entre otras muchas aptitudes, una gran predisposición por querer ayudar a los demás. Cuidar de un paciente dependiente o de una persona de edad avanzada, supone una responsabilidad que, si no se toman precauciones, puede provocar a la persona cuidadora desgaste y agotamiento físico, emocional y social debido a la exigencia física y, sobre todo, psicológica que supone una situación de este tipo. Puede resultar una experiencia gratificante, pero también puede generar sentimientos de sobrecarga y soledad, por lo que, entre las personas que asumen ese cuidado muchas veces aparece una serie de síntomas que dan lugar a lo que se conoce como el Síndrome del cuidador quemado o de sobrecarga del cuidador.
El Síndrome de sobrecarga del cuidador se produce cuando la dedicación y exigencia intensiva pueden comprometer notablemente la salud de la persona cuidadora. Este síndrome se caracteriza por la presencia de estrés, ansiedad, depresión, irritabilidad, insomnio, dificultad de concentración, apatía, pérdida de apetito, cefalea, o abuso de sustancias nocivas, entre otros. Estas personas a menudo tienen sentimiento de culpa, dejan de lado sus propias actividades para dedicarse plenamente a la tarea del cuidado; manifiestan también tristeza y tensión ambiental, son incapaces de relajarse y pueden presentar una tendencia al aislamiento social y sentimientos de soledad.
Entre las causas y factores de riesgo de que aparezca en estos cuidadores de personas dependientes el síndrome del cuidador quemado, se encuentran las siguientes: mayor probabilidad a mayor edad de la persona dependiente, presencia de agresividad, mayor número de enfermedades o patologías físicas y psicológicas, ausencia de colaboración de otros familiares, ausencia de formación e información en el cuidador.
El tratamiento de estas manifestaciones es multifactorial, e incluye tanto enseñar al cuidador a poner límites aprendiendo a negar la realización de demandas que no sean importantes, a cuidar de sí mismo o pedir ayuda a otros familiares o amigos para dividir la tarea del cuidado.
Los cuidadores, como vemos, desempeñan un rol crucial en la atención de personas enfermas, discapacitadas o de edad avanzada. Su dedicación y amor, su resiliencia y empatía son invaluables, pero también enfrentan desafíos significativos en su labor cotidiana, que van desde la salud, hasta la falta de apoyo financiero y de formación, especialmente entre aquellas personas que se convierten fortuitamente en cuidadores de sus seres queridos.
Actualmente, existen iniciativas muy interesantes como la Escuela de Cuidadores, de la Fundación ”la Caixa” que pone a disposición de los cuidadores no profesionales y voluntarios, conocimientos, técnicas y habilidades para acompañar con calidad a las personas que se encuentran en situación de enfermedad avanzada o final de vida, o el Portal de Formación Gratuita para cuidadores creado en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que está orientado específicamente a empoderar a las personas cuidadoras proporcionándoles acceso a recursos educativos esenciales.
Se trata innovadoras iniciativas dedicadas a reconocer y apoyar a las personas cuidadoras, valorando su papel esencial en la sociedad al cuidar de sus seres queridos y ser una parte imprescindible de la atención médica y el bienestar. Pero la necesidad de valorar y revalorizar socialmente la situación de las personas cuidadoras, incluye también que las administraciones destinen un mayor número de recursos y políticas sociales para la atención de las generaciones más longevas y de las personas dependientes.