Audioprotesista
Centro Auditivo Carmen 10
Diferentes investigaciones de pedagogía, medicina y psicología coinciden en los beneficios que la música aporta a los bebés. Podemos educar el oído musical de nuestros hijos desde antes de nacer ya que, desde los cinco meses de gestación, el bebé es capaz de distinguir voces y sonidos.
Si bien nacemos con capacidad auditiva, esta hay que entrenarla para sacar todo su potencial. Es a través de la voz de la madre y de las canciones que ella tararea, como el pequeño puede sentir la vibración de las resonancias del canto.
Está demostrado que cuando en el entorno de la madre se escucha música clásica el bebé la percibe y ello posibilita que se sienta más tranquilo y relajado. Estos estímulos musicales contribuyen a nutrir el cerebro del bebé.
El oído musicales una habilidad que se desarrolla
En el primer año de vida, el bebé responde a los estímulos sonoros que recibe de su entorno, se siente atraído por los cambios de estructuras armónicas y rítmicas y está predispuesto a aprenderlas. Es el mismo mecanismo innato que tenemos para adquirir el lenguaje y que se puede utilizar para el aprendizaje musical. Además, la sensibilidad que se desarrolla con la percepción de la música, tendrá en un futuro efectos positivos sobre sus capacidades de concentración, atención y memoria.
Para poder ayudar en la educación auditiva de nuestros hijos, es muy importante comprender que adquirimos y desarrollamos el oído musical igual que aprendemos el lenguaje materno, por lo que la enseñanza musical tiene que orientarse de la misma manera.
La práctica musical en la etapa de 0 a 6 años es esencial para que el niño pueda adquirir la habilidad del “oído absoluto”. Esta habilidad permitirá al niño tocar un instrumento con más facilidad cuando sea adulto y, también, le ayudará a aprender nuevos idiomas de una forma más sencilla, pues tendrá una mayor capacidad lingüística adquirida mediante el desarrollo del sentido musical.
Concluyendo, está demostrado que desde antes de nacer los bebés empiezan a imitar el lenguaje que pronuncian las personas que les rodean. Al igual que aprendemos a hablar, tras escuchar repetidamente nuestro lenguaje, para desarrollar el oído musical hay que estar rodeado de música constantemente, es necesario convivir con la música. Nuestro oído y nuestra voz se educan escuchando melodías y cantos sin parar, que pronto querremos imitar. Esta es la clave para adquirir un buen oído musical…
¡Hay que vivir con música!