Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, muestra que en EEUU y Gran Bretaña el consumo medio por habitante y año de azúcar era hace 100 años de entre 3 y 5 kg. Para llegar a esa conclusión, el estudio se basó en la cantidad de azúcar que se comercializaba y llegaba a estos países. Pero lo más chocante es que en esos países se ha pasado a consumir 68 kg de azúcar ¡¡¡por persona y año!!!.
En España estamos actualmente en 35 kg. de azúcar, la cantidad que ingerimos por habitante cada año, sobrepasando, aunque no tanto como americanos y británicos, las recomendaciones de la OMS.
¿Por qué se ha producido este incremento que se ha convertido en obsesión, incluso adición por los alimentos azucarados? Está claro que la industria alimentaria ha promocionado a lo largo de estos años esa dependencia que tenemos por lo dulce aprovechándose hábilmente de las características de nuestro cerebro, pues este actúa de forma programada para recompensarnos cada vez que ingerimos azúcar, liberando una sustancia en nuestras neuronas, la dopamina, que nos produce un inmediato placer y nos hace repetir.
Esto es debido a que en nuestro proceso evolutivo como especie hemos aprendido que el sabor dulce nos aporta una fuente de energía necesaria para sobrevivir y por eso un bebé tiene una preferencia innata sobre el dulce y siempre rechazaría el sabor amargo (incluso podría indicar la presencia de un veneno). Pues bien, esta evolución de nuestro cerebro para seleccionar y desear los alimentos más ricos en energía, ha sido aprovechada por la industria alimentaria para originarnos un grave problema de salud.
LA ADICIÓN POR EL AZÚCAR
Se han hecho pruebas con ratones de laboratorio a los que se les ofrecía durante semanas cocaína y azúcar y al cabo del tiempo, los ratones terminaban prefiriendo comer azúcar a la cocaína, este experimento en animales nos tiene que hacer reflexionar.
La OMS ha denunciado en múltiples ocasiones, que los intereses comerciales de la industria alimentaria están afectando a la salud de la población mundial con su estrategia de empachar a los habitantes del planeta con sus productos azucarados y totalmente adictivos, de tal forma que ya ni siquiera se molestan en hacer más publicidad, pues por ejemplo los adictos a los refrescos de cola, seguirán consumiendo ya para siempre su bebida, independientemente de que se anuncie en TV.
Pero el peligro no solo está en el azúcar que ingerimos en un refresco de Coca Cola, lo que es evidente, sino el azúcar que contienen muchísimos alimentos preparados que comemos todos los días y de lo que no somos conscientes de ello ya que ni siquiera son dulces. Por ejemplo una cucharada sopera de salsa de tomate( Ketchup) contiene 4 gramos de azúcar que corresponde a una cuchara pequeña de azúcar (un terrón). Pero claro, comparado con una lata de Coca-Cola, que tiene 39 gramos de azúcar que equivaldría a 10 terrones de azúcar. Lo mismo que cualquier otro refresco o bebida energizante, que tienen cantidades superiores, por lo que estas bebidas serían lo primero que deberíamos eliminar de nuestros hábitos alimenticios.
Curiosamente la Industria, cada vez más sensible ante esta agresión a la salud de los productos que vende, hace examen de conciencia y empieza a promocionar medidas de autocontrol y consumo moderado. Recientemente leí en una página informativa/publicitaria que no se recomienda beber más de dos litros de Coca-Cola al día (¡¡¡60 terrones de azúcar diarios!!!), todo un ejemplo de como promocionar “el consumo responsable”.
Para agravar más nuestro futuro, el precio del azúcar a nivel mundial ha bajado en los últimos años un 50% por un exceso de producción y tenemos un stock de millones de toneladas de azúcar esperando endulzar nuestras vidas.
Un precio que a nivel mundial ha experimentado fluctuaciones recientes. En noviembre de 2023, alcanzó un pico histórico de 27,31 centavos de dólar por libra. Sin embargo, en mayo de 2024, el precio se situó en 18,82 centavos de dólar por libra, lo que representa una disminución del 26,91% en comparación con el mismo período del año anterior.
Seguramente las clínicas dentales también estarán felices con el futuro que se nos avecina.
AZÚCAR, OBESIDAD Y DIABETES
Si hiciéramos una lista de los efectos perjudiciales para nuestro organismo del consumo excesivo de azúcar no habría espacio en este artículo para sólo enumerarlos, pero aquí van algunos:
• Aumenta las cifras de colesterol y triglicéridos en sangre facilitando la arterioesclerosis.
• Aumentan los radicales libres facilitando el envejecimiento prematuro, cáncer, infartos...
• Facilita la aparición de osteoporosis.
• Provoca hiperactividad e irritabilidad en niños.
• Potencia las infecciones por hongos (candidiasis).
• Facilita la aparición de varices, hemorroides.
• Aumenta la frecuencia de caries dental y gingivitis.
• Aparición de enfermedades crónicas intestinales.
• Disminuye la absorción intestinal de proteínas.
Pero quizá el mayor problema de salud es que el consumo excesivo de azúcar es la causa más importante de obesidad, incluso más que el consumo de grasas. Y la obesidad avanza imparable por todos los países del mundo sean ricos o pobres, provocando una epidemia mundial llamada DIABETES.
La diabetes es una enfermedad crónica más frecuente en las personas con sobrepeso por un déficit de insulina, que origina un aumento de glucosa en sangre, provocando si no está controlada, lesiones en todos los órganos y todas las arterias del cuerpo (riñon, visión, arterioesclerosis, infartos, impotencia, etc). La prevalencia de diabetes en España es alarmantemente alta. Según los datos más recientes de la Federación Internacional de Diabetes (FID), España es el segundo país con mayor prevalencia de diabetes en Europa, con un 14,8% de la población adulta afectada, lo que se traduce en aproximadamente 5,1 millones de adultos que viven con diabetes. La diabetes ha aumentado un 42% en España en solo dos años y casi un tercio (30,3%) de las personas que viven con diabetes en España no están diagnosticadas. Para evitar esta situación debemos insistir en realizar una dieta sana mediterránea, con abundantes vegetales y productos frescos de temporada y evitar las grasas, precocinados y los productos azucarados, sin utilizar falsos argumentos como que el azúcar moreno o la miel son mejores o actitudes contradictorias como tomar un pastel de chocolate de postre porque lo compensaremos echando después una sacarina al café.
Por cierto y hablando del chocolate y para no prohibirlo todo (que luego me siento mal), el chocolate puro superior al 80% de cacao, podría tomarse de forma moderada en pequeña cantidad, pero este permiso no se extiende al chocolate blanco o con leche, que luego nos pasamos… y nos volvemos adictos.
