Director Centro Residencial
Jardín-Tardajos
¿NO PUEDE DORMIR?
¿TIENE PROBLEMAS PARA CONCILIAR EL SUEÑO?
Si ha contestado afirmativamente a cualquiera de las dos preguntas, debe saber que los trastornos del sueño son un motivo de consulta muy frecuente en Geriatría, ya que, entre los mayores de 65 años, aproximadamente el 50% padecen algún trastorno del sueño; entre ellos, la dificultad para iniciar y mantener el sueño y la somnolencia diurna son los más frecuentes.
Los cambios que se producen en el sueño con el aumento de la edad son numerosos y están unidos a modificaciones de la estructura del sueño, del ritmo circadiano vigilia-sueño, de la temperatura corporal y de los cambios hormonales.
Las consecuencias de los trastornos del sueño van desde fatiga diurna, estado de ánimo bajo o irritabilidad, hasta un aumento importante del riesgo de caídas e, incluso, en algunos estudios, se ha relacionado con un aumento de mortalidad en el paciente. La relación con la depresión es particularmente clara y es posible que también con el deterioro cognitivo.
Lo que está claro, es que genera una merma en la calidad de vida del que lo padece, en mayor o menor grado, dependiendo de su intensidad.
Los malos hábitos para dormir, no tener una higiene del sueño adecuada, el estrés o la dificultad para adaptarse a cambios vitales como la jubilación o la pérdida de seres queridos y la presencia frecuente de patologías asociadas como cardiopatías, enfermedades respiratorias, el síndrome de piernas inquietas, las demencias, el dolor, la depresión o el efecto de algunos medicamentos, son solo algunas de las posibles causas que pueden afectar al descanso y a la calidad del sueño. Cada uno tiene síntomas y causas específicas que, junto con las necesidades individuales, requieren una evaluación especializada por un Geriatra que será el médico encargado de diagnosticar y tratar de mejorar los trastornos del sueño en el anciano.
El insomnio consiste en la incapacidad o dificultad para dormir, es el trastorno del sueño más frecuente en los ancianos, pero también son muy comunes los despertares reiterados y el sueño fragmentado. Para que exista insomnio debe producirse como mínimo 3 noches por semana por un período de por lo menos 3 meses seguidos.
Se distinguen diferentes tipos de insomnio:
• Insomnio de conciliación.
Relacionado con la dificultad para conciliar el sueño en menos de 30 minutos. Más frecuente en jóvenes o asociado a consumo de drogas, problemas psiquiátricos, ansiedad, etc.
• Insomnio de mantenimiento
Relacionado con problemas para mantener el sueño, produciéndose frecuentes interrupciones y despertares nocturnos de más de 30 minutos de duración. Se asocia a problemas psicológicos y es más frecuente en ancianos.
• Despertar precoz
El último despertar se produce como mínimo 2 horas antes de lo habitual para el paciente.
En general, podemos decir que las necesidades de horas de sueño tienen un importante componente individual y varía a lo largo de la vida. Existe controversia sobre si la necesidad de sueño disminuye con la edad. Una creencia habitual es que los adultos necesitan dormir menos a medida que envejecen. Eso no es cierto, si bien la calidad de sueño puede empeorar a medida que se envejece, las personas de edad avanzada sanas tienden a necesitar y obtener el mismo tiempo de sueño que tenían cuando eran jóvenes. Así, en las personas mayores de 65 años se recomienda una duración de sueño diaria similar a la del adulto joven, de entre 7-8 h. pero además del total de horas de sueño, es importante la calidad y la continuidad de este.
Mantener una rutina constante, evitar alimentos y bebidas estimulantes antes de dormir, y promover un ambiente de descanso tranquilo, son claves para prevenir problemas en el sueño en la tercera edad.
Dormir bien puede convertirse en un desafío. Entender las causas, los tipos de trastornos del sueño, los síntomas y cómo abordarlos, es fundamental para garantizar un descanso reparador y una buena calidad de vida en la tercera edad.
Esta noche, cuando usted se disponga a caer en los brazos de Morfeo, recuerde que Morfeo era el Dios de los sueños en la mitología griega, y tenía la habilidad de aparecerse en los sueños para transformarlos. Su presencia aseguraba un descanso placentero y reparador. Si es así, es posible que consiga dormir como un lirón pues este animal duerme unas 19 horas diarias y permanece hibernando durante 7 meses seguidos; o si lo prefiere, como un ceporro, en referencia al tronco de la cepa que está enterrado bajo tierra, haciendo alusión a un sueño muy profundo.
Pero si lo que consigue es dormir a pierna suelta, sepa que esta expresión se remonta a la época en que los presos dormían con grilletes en los pies y eran liberados de éstos al dormir, cuando realizaban su trabajo de manera eficiente, consiguiendo así dormir a pierna suelta.
En ningún caso le deseamos a nadie que pase toda la noche sin poder conciliar el sueño, es decir, “la noche en blanco” expresión que se remonta hasta una costumbre medieval que se solía realizar antes de nombrar a alguien caballero, que consistía en que el futuro caballero velara armas la noche anterior a su nombramiento, para lo que vestía un traje o túnica de color blanco como símbolo de pureza.
En cualquier caso, sabemos que cuidar nuestro sueño es clave para nuestro bienestar, por lo que es importante saber cuándo hay que pedir ayuda profesional. Si no dormimos las suficientes horas durante la noche y presentamos somnolencia durante el día, es el momento de hacerlo.