Pediatra - Neonatólogo, Complejo Asistencial Universitario de Burgos. Neurología Neonatal, Fundación NeNe.
El verano representa una de las estaciones más esperadas por las familias. Las vacaciones escolares, el tiempo libre y las actividades al aire libre hacen de esta época un momento ideal para fomentar el juego, la exploración y la convivencia.
Sin embargo, también conlleva ciertos riesgos para la salud infantil, especialmente relacionados con la exposición solar y las actividades acuáticas.
El sol: beneficios y precauciones
La exposición al sol tiene efectos positivos sobre la salud. La luz solar favorece la síntesis de vitamina D en la piel, necesaria para el desarrollo óseo, el sistema inmunológico y la regulación hormonal. Además, jugar al aire libre mejora el estado de ánimo y reduce el sedentarismo. No obstante, la radiación ultravioleta (UV), especialmente en edades tempranas, puede tener consecuencias acumulativas y de riesgo.
La piel de los niños es más delgada, tiene menos melanina (el pigmento protector) y un sistema inmunológico cutáneo aún en desarrollo. Esto la hace especialmente vulnerable a los efectos dañinos del sol. Las quemaduras solares en la infancia se asocian con un mayor riesgo de cáncer de piel en la edad adulta, particularmente el melanoma, la forma más agresiva.
Tecomendaciones para una exposición solar segura
1. Evitar las horas centrales del día: entre las 11 y las 17 horas la radiación UV alcanza su máximo.
2. Uso de ropa protectora: camisetas de manga larga, gorras y gafas de sol con filtro UV son barreras físicas eficaces.
3. Protector solar adecuado:
• Utilizar fotoprotectores con FPS (factor de protección solar) mínimo de 30, preferentemente 50 en niños pequeños.
• Aplicarlo en cantidad generosa sobre la piel seca, en todas las partes del cuerpo expuestas al sol. Se debe aplicar 15 a 30 minutos antes de estar al sol e idealmente repetir cada dos horas, ya que el agua y el sudor disminuyen su efecto, aunque figure que son resistentes al agua. Tras un baño prolongado se debe volver a aplicar al salir del agua.
• Extremar las precauciones en las partes del cuerpo más sensibles al sol: cara, cuello, calva, hombros, escote, orejas, manos y empeines. La protección de los labios se debe hacer con barras fotoprotectoras.
• Utilizar el protector solar incluso en días nublados. Las radiaciones UV atraviesan las nubes y se reflejan en el agua, la arena, la hierba y la nieve.
• En los menores de 6 meses, mejor no utilizarlos. Hasta esa edad no se deben exponer al sol y se deben usar medidas físicas: ropa, sombrilla, capazo… Aunque, si la exposición solar prolongada fuera inevitable, se podrían usar (filtros físicos)
4. Buscar sombra: las sombrillas, toldos o árboles ofrecen protección adicional, aunque no total. La sombra disminuye, pero no elimina la exposición a rayos UV.
Agua: diversión y riesgo
El contacto con el agua —ya sea en piscinas, playas, lagos o ríos— estimula el desarrollo motor, la coordinación y la confianza de los niños. Nadar y jugar en el agua también favorece la socialización y el ejercicio físico. Sin embargo, es fundamental conocer los riesgos asociados y cómo prevenirlos.
El ahogamiento es una de las principales causas de muerte accidental en la infancia, especialmente entre los 1 y 4 años. Puede ocurrir en apenas segundos y en silencio. Un niño puede ahogarse en tan solo 20 cm de agua, por lo que incluso pequeñas piscinas inflables o cubos con agua pueden ser peligrosos.
ahogamiento:
Factores de riesgo
• Falta de supervisión adulta continua y cercana
• Acceso sin barreras a piscinas o entornos acuáticos
• Ausencia de habilidades básicas de flotación y natación
• Uso inadecuado de dispositivos de flotación
• Consumo de alcohol u otros tóxicos por parte del adulto a cargo
Medidas de prevención
1. Supervisión activa: un adulto responsable debe estar siempre al alcance visual y físico del niño en el agua.
2. Barreras físicas: las piscinas privadas deben contar con cercos de al menos 1,2 metros de altura.
3. Aprender a nadar: la enseñanza de natación y habilidades de supervivencia acuática debe iniciarse lo antes posible.
4. Uso de chalecos homologados: en actividades acuáticas como paseos en embarcaciones, es obligatorio el uso de chalecos salvavidas.
5. Educación preventiva: enseñar a los niños normas básicas de seguridad.
6. Primeros auxilios: todo adulto que supervise niños en el agua debería tener conocimientos básicos de reanimación.
Disfrutar con responsabilidad
El verano puede y debe ser una época de descubrimiento, alegría y vínculo familiar. La clave está en combinar el disfrute con la prevención. La educación de padres, cuidadores y niños en hábitos saludables es una inversión a largo plazo en salud.
Los menores de 5 años requieren medidas de protección especiales tanto frente al sol como al agua. En esta etapa son más vulnerables por su limitada autonomía, menor capacidad de comunicación de síntomas y mayor superficie corporal expuesta.
Importancia de la hidratación en verano
Durante los días calurosos, los niños son más propensos a la deshidratación debido a su menor capacidad para regular la temperatura corporal y su mayor proporción de agua en el cuerpo. Es esencial fomentar la ingesta frecuente de líquidos, incluso antes de que el niño sienta sed. Se recomienda ofrecer agua cada 30 a 60 minutos durante la exposición al sol o el juego activo, y vigilar signos de deshidratación como sequedad bucal, fatiga, irritabilidad o disminución en la frecuencia urinaria.
El agua debe ser la bebida principal, evitando refrescos y bebidas azucaradas, que pueden contribuir a la deshidratación y no aportan beneficios nutricionales.
Riesgos del golpe de calor
El golpe de calor es una emergencia médica que puede afectar gravemente a los niños. Se produce cuando el cuerpo es incapaz de disipar el calor acumulado, y puede ser consecuencia de una exposición prolongada al sol o de actividad física intensa en ambientes calurosos. Sus síntomas incluyen piel enrojecida y caliente, mareos, náuseas, vómitos, confusión o pérdida de conciencia. Ante estos signos, es fundamental retirar al niño del calor, colocarlo en un lugar fresco, hidratarlo y buscar atención médica inmediata. La prevención incluye descanso frecuente en sombra, hidratación constante y ropa ligera.