Coach, experta en Coaching Cuántico y en Inteligencia Emocional. Directora de la Escuela de Liderazgo y Bienestar Emocional.
juliademiguel.com
Cuenta la leyenda, que un rey pidió a los sabios de su corte un anillo especial:
–Quiero que fabriquéis un anillo precioso y para ocultar en él un mensaje que pueda ayudarme en momentos difíciles. Ese mensaje ha de ser muy breve para poder inscribirlo.
Aquellos eruditos habían escrito grandes tratados, pero no sabían cómo darle un mensaje de dos o tres palabras que pudiera ayudar al rey en esos momentos.
El monarca tenía un anciano sirviente, que le dijo:
–No soy un sabio, ni un erudito, pero conozco el mensaje que buscas, porque lo compartió conmigo un sabio hace tiempo. Pero no lo leas», dijo. “Mantenlo guardado en el anillo. Ábrelo sólo cuando no encuentres salida en una situación”.
El momento llegó cuando el país fue invadido y el rey tuvo que huir a caballo para salvar la vida mientras sus enemigos le perseguían. Llegó a un lugar donde el camino se acababa al borde de un precipicio. Y entonces se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró el siguiente mensaje: “Esto también pasará”. Mientras leía aquella frase, los enemigos que le perseguían se perdieron en el bosque al errar el camino, y pronto dejó de oír el trote de los caballos.
Tras aquel sobresalto, el rey logró reunir a su ejército y reconquistar el reino. El día de la victoria, en la ciudad hubo una gran celebración con música y baile… y el rey se sentía muy orgulloso de sí mismo.
En ese momento, nuevamente el anciano estaba a su lado y le dijo:
– “Apreciado rey, ha llegado el momento de que leas nuevamente el mensaje del anillo, ya que este mensaje no es solamente para situaciones difíciles, también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando te sientes derrotado, también lo es para cuando te sientas victorioso”
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje… “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”
Volví a recordar este cuento hace unas semanas, viendo la película “También esto pasará”, basada en un libro de Milena Busquets. Un libro precioso que habla del duelo de una hija por la muerte de su madre. De cómo Blanca, la protagonista, trata de huir de algo que toda pérdida nos deja, el vacío. Ese vacío que somos en esencia, pero que nos da tanto vértigo, que nos pasamos la vida tratando de llenar. Nos anestesiamos para no sentirlo, pero eso no significa que deje de estar ahí.
La pérdida de un ser querido nos lleva a transitar el duelo, que es un proceso de ACEPTACIÓN de esa realidad, que lleva su tiempo, porque la aceptación surge cuando TODAS las células de tu cuerpo, han podido comprender que esa persona ya no está. No es un proceso mental, tu cabeza puede entenderlo, pero es tu cuerpo quien tiene que experimentar esa nueva realidad. Y esto requiere de comprensión, de entender cómo funcionamos. Y cuanta más comprensión, menos resistencia.
Hablamos del duelo por algo tan doloroso como la muerte de un ser querido, pero el duelo se da en muchas ocasiones: cuando perdemos o cambiamos de trabajo, en una separación, un cambio de vivienda, de ciudad, de país, una madre o un padre cuando sus hijos se van de casa, una enfermedad, una amistad que se termina, el fin de unas vacaciones… como decía antes, un duelo es un proceso de aceptación de una realidad. Por supuesto que el grado de intensidad de lo que sentimos es diferente y como dice el cuento…“también esto pasará”.
Somos energía en movimiento, dentro de un mar de frecuencias y la intensidad de lo que sentimos irá rebajándose, ese proceso de aceptación, si permitimos sentir lo que sentimos, sin juzgarlo, transitándolo como energía que es, con una nueva información para nosotros, coherente y funcional para ese momento, esta experiencia de pérdida, este duelo, pasará. Si rechazamos el sentir, si lo juzgamos, si lo mal interpretamos o anestesiamos…entonces, pasará (porque como dice el refrán…”no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista”) pero la pregunta es ¿cómo pasará?
Las experiencias de pérdida nos conectan con ese vacío. Lo sentimos con profundidad y toda pérdida es una oportunidad para acogerlo, aprender a vivir con él y no sólo eso, sino apreciarlo, porque es nuestra parte intangible, nuestra consciencia y conciencia, la que da forma a nuestra realidad y la crea.
Estas experiencias de pérdida nos llevan a sentir esas emociones de frustración, tristeza…y que finalmente nos conectan con ese vacío al que poco a poco vamos acogiendo y desde el cual surge la creatividad, el auténtico entusiasmo y alegría de vivir, la armonía y la paz que buscamos.
Podemos transitar una pérdida desde el sufrimiento (y esto se da porque nos resistimos a sentir, anestesiamos lo que esa pérdida nos hace sentir) o desde el dolor. El dolor es inevitable (lo que sentimos no va a ser agradable, nos va a llevar a la frustración, a la tristeza…son energía con información, que solemos rechazar porque las juzgamos como malas… porque nos llevan a recogernos, a parar y esto desde la conciencia social lo tachamos como malo), pero el sufrimiento sí podemos evitarlo, siempre y cuando tengamos la comprensión de cómo funcionamos, de lo que realmente somos…porque esta comprensión es lo único que nos permitirá seguir negando y rechazando la realidad, que nos sacará de la batalla que estamos teniendo con la realidad que ES, dejaremos de luchar, de sufrir. Y esto es lo que aquí y toda la metodología cuántica, de la que en estos artículos vamos compartiendo, nos enseña.
“También esto pasará” y como dice el cuento, no sólo esas experiencias difíciles, intensas, dolorosas, también pasarán esas experiencias en las que nos sentimos felices, alegres, donde parece que todo fluye. Porque la vida es movimiento, y sin ese movimiento y cambio, no hay evolución. Evolucionamos a través del transitar de experiencias, más o menos dolorosas. Eso sí, a medida que integramos y comprendemos lo que somos y lo ENTRENAMOS en nuestro día a día, en aquellas pequeñas experiencias que nos pasan en lo cotidiano y que nos frustran, ese sufrimiento se torna en un dolor consciente y ese dolor consciente…en aceptación y la aceptación no lleva a la sabiduría. Y la sabiduría experiencial nos permite vivir lo que nos suceda desde estados de mayor armonía, comprensión, paz.
“Esto también pasará”. Te propongo que veas esta película o leas el libro…ahora desde esta mirada cuántica y, sobre todo, si te resuena, que poquito a poco lo vayas poniendo en práctica en tu vida. Y a ver qué pasa.